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Producto 11: Eliminar roles de género para avanzar hacia la aceptación de la comunidad LGBTIQ+


¿Por qué desde niños nos dicen "se tú mismo" para luego reprimirnos por no encajar en lo llamado "normal"? ¿Por qué la identidad de género y las orientaciones sexuales diferentes a lo "normal" son vistas como una enfermedad, como algo malo? ¿Por que la gran mayoría de objetos tienen que tener una versión para hombre y otra para mujer? ¿Qué tiene de malo si a mi como mujer me gusta más la ropa de hombre, los videojuegos y los deportes para hombres que para mujeres? ¿Por que me avergüenza admitir que no soy fan del maquillaje, que me estresa hacer compras y que me da mucha pereza pintarme las uñas? ¿Acaso soy menos mujer por no amar estas actividades propias de mi género? o ¿Seré marimacha por que me gusta el rugby, jugar videojuegos y porque no soy delicada en lo absoluto? Me formulo todas estas preguntas porque considero que todos alguna vez en nuestras vidas nos hemos llegado a sentir discriminados por no encajar del todo en los imaginarios de nuestro género, llegándonos a sentir hasta cierto punto anormales,  como si fuéramos un bicho raro. No obstante eso que en algún determinado punto hemos llegado a sentir, es lo que sienten miles de personas en su día a día por hacer parte del colectivo LGBTIQ+.  Si bien no es equiparable comparar el sentirse ajeno a los imaginarios de género con las discriminaciones que sufren las personas LGBTIQ+, considero que el origen de esta discriminación, de esta exclusión hacia esta comunidad parte de las creencias y estereotipos sobre imaginarios de género y orientación sexual, que socialmente son aceptados y nos imponen a todos, pertenecientes a la comunidad o no, una gran presión de tener que actuar, pensar y querer determinadas cosas porque eso es lo que se espera socialmente de nosotros de acuerdo a nuestro género. Sin embargo es muy difícil que haya una verdadera igualdad, una donde no hayan roles de género ni orientaciones sexuales esperadas y que todos puedan ser quienes quieran ser sin tener que adecuarse a lo socialmente esperado: identificarse como hombre o mujer y ser heterosexual. Dado que en la vida real esto no sucede así y hay todo tipo de discriminaciones en todo lugar, en esta discusión nos centraremos en la escuela y en los retos que implica para un estudiante LGBTIQ+ acceder a su derecho a la educación. 

Para empezar en el articulo 16 de la constitución política Colombiana de 1991 se enuncia el derecho al desarrollo de la libre personalidad y se aclara que esta solo puede ser limitada por los derechos de los demás y el orden jurídico, es decir toda persona esta en su derecho de ser y expresarse como en tanto no este vulnerando a alguien más. Lo anterior suena muy bonito ya que aboga por la libertad de expresión de todos, sin embargo nos topamos con que en las instituciones educativas este derecho es vulnerado ya que no solo no se les permite a los estudiantes asumir su identidad u orientación sexual diversa sino que a la vez estos estudiantes también son victimas de bullying y amenazas para que dejen la institución cosa que también estaría vulnerando su derecho a la educación. Lo más triste de todo es que en muchas instituciones educativas los estudiantes no encuentran apoyo ni en los profesores, ni en los administrativos y nos encontramos muchas veces que las instituciones no saben no tienen protocolos de actuación ni para prevenir ni tampoco para mitigar este tipo de violencia. Incluso sigue en la actualidad bastante normalizado utilizar términos como "marica", "maricón", "marimacha", incluso hasta se utiliza la palabra "gay" o "lesbiana" como un insulto, al hacer referencia a una condición negativa que nadie quisiera tener. Todos estos términos utilizados de manera despectiva impactan muchísimo en el autoestima y autoconcepto que el adolescente esta construyendo en esta etapa tan crucial de su vida. No obstante lo más triste de todo es que en ocasiones cuando el adolescente busca ayuda lo que recibe es que sus profesores o directivos lo terminan responsabilizando por la violencia que recibe: "tu te lo buscaste", "si no fueras así no te pasaría esto, "tu forma de ser diferente provoca a los demás, contrólate", etc. Es por ello que no resulta extraño que los adolescentes que sufren bullying a raiz de esto se cambian mucho de escuelas, pueden llegar a sufrir depresión y en el peor de los casos pueden infligirse autolesiones e incluso la muerte, en ese desespero por ser comprendido y respetado. 

¿Pero entonces quien debería asumir la responsabilidad? ¿Quién debe garantizar un ambiente seguro y libre de discriminaciones para todos? La verdad es que ya hay políticas, ya hasta existe el derecho constitucional a la libre expresión y aun así vemos que se sigue vulnerando a este colectivo por simple ignorancia o intolerancia. No obstante estas soluciones generalmente se quedan escritas en un papel y casi nunca llegan a practicarse realmente. De aquí surge la necesidad de generar verdaderos espacios de dialogo en los colegios, en donde se les permita a los estudiantes cuestionarse sus creencias y estereotipos excluyentes, con el fin de que poder desatanizar todo lo relacionado a la comunidad LGBTIQ+ y promover un verdadero espacio inclusivo para esta comunidad oprimida. Estos espacios pueden darse como complemento a los actuales encuentros de educación sexual puesto que en la actualidad, tales encuentros se limitan a evitar embarazos adolescentes, si bien este aspecto es importante, una verdadera educación sexual implica reconocer la diversidad en que las personas viven su sexualidad, eliminar tabús y cuidar del cuerpo propio y de los demás. Sin embargo estos espacios de dialogo no solo deben estar dirigidos para estudiantes sino que también para profesores y directivos, con el fin de que ellos puedan no solo garantizar el acceso a la educación de un estudiante LGBTIQ+, sino que también puedan garantizar, acompañar y cuidarlo en su permanencia. Para ello es necesario que en estos espacios de dialogo haya una adecuada sensibilización del problema y que posteriormente se puedan desmitificar esas falsas creencias y prejuicios que llevan consigo para poder acoger la diversidad, dignificarla y hasta normalizarla.

Si bien hay mucho camino que recorrer todavía para alcanzar una verdadera inclusión puesto que hay muchas personas que siguen considerando la diversidad sexual y de género como un pecado ya que va en "contra de la naturaleza" a lo que "Dios nos dio", considero que un buen paso que pueden dar estas personas de mente cerrada para ir normalizando la diversidad es eliminar los roles y expectativas de género. Acciones simples como repartir las tareas del hogar para que la mujer no las asuma todas, comprarle juguetes y ropa a los niños según sus gustos y no de acuerdo al género, dejar que los niños/ adolescentes se expresen libremente sin restricciones como "los hombres no lloran" "las mujeres deben ser femeninas",  entre otras acciones que rompen con lo tradicional y que permite que los niños y adolescentes puedan crecer con otras creencias y estereotipos diferentes a los nuestros y que con ello puedan ser mas receptivos a la hora de hablar de diversidad y de normalizar la diferencia. De manera que resulta importante que al menos se puedan dar este tipo de practicas tanto en la casa como en la escuela, para poco a poco ir cambiando creencias y prácticas excluyentes que ya hemos cargado durante tantos años y ahora más que nunca es necesario transformar. 

Referencias:

Marulanda, E. (2021). Ni enfermedad, ni pecado, ni déficit. Barreras y facilitadores para estudiante con discapacidad y estudiantes LGBTIQ+ en el sistema educativo colombiano. Actualidades investigativas en educación, 21(2), 1-37. https:// revistas.ucr.ac.cr/index.php/aie/article/view/46760

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